Charles Spurgeon escribe, “Usted no puede describir Sus riquezas, y no puede describir Su pobreza. Usted nunca ha tenido alguna idea de cuán elevado fue Él como Dios; y usted no puede imaginar cuan bajo Él descendió” (El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano. Vol. 40. P.267)

Albert Barnes escribe, “Él fue el Creador de todo (Juan 1:3; Colosenses 1:16); y como Creador,  Él tiene derecho sobre todas las cosas, y la disposición de todas ellas. El más absoluto derecho que puede existir es aquel adquirido por el acto de la creación; y el Hijo de Dios posee este derecho sobre todo el oro, plata, y diamantes y perlas; sobre todo el planeta y sus tierras; por sobre todo tesoro en el océano, y por sobre todas los mundos. La extensión y cuantía de Sus riquezas, por lo tanto, han de ser medidas por la extensión de Su dominio sobre todo el universo; y estimar Sus riquezas, por lo tanto, hemos de concebir del cetro que Él mueve sobre mundos distantes. ¿Qué riquezas tiene el hombre que puedan compararse con las riquezas del Creador y Propietario de todo? ¿Cuán pobre y sin valor parece todo el oro que el hombre pueda acumular comparado con las riquezas de Él de quien son la plata, el oro, y los millares de animales en mil colinas!» (BN, II Corintios, p 182).

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