«Si el Ser Divino hubiera permanecido solo, Su gloria habría sido invisible y Sus alabanzas nunca emitidas. Pero Él deseaba impartir de Su propia felicidad a las criaturas capacitadas para participar de ella – para llenar tantas vasijas de ese ‘fundamento de la vida «, que fluye desde su regazo. Por lo tanto, Cristo capacitó a estas ‘todas las cosas’ ‘para sí mismo,’ con el fin de poder exhibir Su gloria mientras difundía felicidad a través de la creación de innumerables mundos, y les permitió contemplar el reflejo de Su brillo y reflejarlo; para que pudiera ocupar un trono de suprema e inaccesible soberanía; y mostrar al universo Su gracia indescriptible, la cual, inclinándose para salvar a uno de Sus mundos, ha lanzado un nuevo brillo sobre la santidad divina, y ha probado la inamovible armonía y estabilidad de la administración Divina.»
(Colosenses, p.57)

Traducido por  José Alcivar

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