“La causa prima (es decir, la primera causa) y la causa que impulsó todo fue la gratuita gracia. Fue el amor en Dios el Padre al enviar a Cristo y al amarnos en Cristo para que Él viniera a encarnarse. El amor fue el motivo intrínseco. Cristo es Dios hecho hombre, porque Él ama al hombre. Cristo nos trató con compasión e indulgencia: non merita nostra, sed misera nostra (Augustín de Hipona). ‘No por nuestros méritos, sino por nuestra miseria’ fue que Cristo se hizo carne. Y la encarnación de Cristo fue una muestra de la libre gracia de Dios y de su diseño puro de amor. Dios mismo, aunque siendo Todopoderoso, fue superado por el amor. Cristo encarnado no es más que el amor mismo cubierto de carne. Así como el acto de Cristo de asumir nuestra naturaleza humana fue una obra maestra de sabiduría, así mismo dicha obra fue un monumento de la libre gracia de Dios.
Thomas Watson (Un Cuerpo de Divinidad, p.194).
Traducido por José de la Puente.