El Catequismo Mayor de Westminster:

Pregunta 38: ¿Por qué era necesario que el Mediador sea Dios?

Respuesta: Era necesario que el Mediador sea Dios, de manera que mantuviera y sostuviera la naturaleza humana de hundirse bajo la infinita ira de Dios, y el poder de la muerte; dar valor y eficacia a Sus sufrimientos, obediencia, e intercesión; y para satisfacer la justicia de Dios, procurar su favor, comprar a gente peculiar, darles Su Espíritu, conquistar a todos sus enemigos, y darles salvación eterna.

Pregunta 39: ¿Por qué era necesario que el Mediador sea hombre?

Respuesta: Era necesario que el Mediador sea hombre, de manera que pudiera promover nuestra naturaleza, desempeñar obediencia a la ley, sufrir y hacer intercesión por nosotros en nuestra naturaleza, tener sentimiento compañero por nuestras debilidades; para que nosotros pudiéramos recibir la adopción de hijos, y tener consuelo y acceso con confianza al trono de su gracia.

Pregunta 40: ¿Por qué era necesario que el Mediador sea Dios y hombre en una persona?

Respuesta: Era necesario que el Mediador, quien fuera a reconciliar a Dios y al hombre, sea Él mismo ser tanto Dios como hombre, y esto en una persona, de manera que las obras propias de cada naturaleza puedan ser aceptadas por Dios en nuestro favor, y ser confiadas por nosotros, como las obras de una sola persona.

Francis Turretin escribe, “Por lo tanto es cuando la Escritura habla de Cristo,  que casi siempre une estas dos relaciones y atribuye cosas a Él las cuales enseñan que Él fue verdaderamente Dios hombre (Gr: theanthrópon). Si Él es llamado la simiente de la mujer (la cual pertenece al hombre), la herida de la serpiente es atribuida a Él (el cual pertenece a Dios). Si Él es llamado la simiente de Abraham, es añadido en el mismo lugar que Él es la simiente en donde todas las naciones de la tierra eran de ser benditas. Si como Profeta Él debía ser tomado de entre Sus hermanos, sin embargo fue tal Profeta que debía ser escuchado bajo pena de muerte (Deuteronomio 18:19). Él es un niño nacido en un tiempo como hombre, pero también un Hijo el cual es el Padre Eterno como Dios (Isaías 9:6). La descendencia de David según la carne, pero Jehová justicia nuestra de acuerdo al Espíritu (Jeremías 23:6). Un hijo que ha de nacer de una virgen, pero Su nombre sería Emanuel (Isaías 7:14). El Mensajero del Pacto enviado por Dios para la obra de salvación, pero el mismo, el Señor quien viene a Su templo. (Malaquías 3:1). Un ciudadano de Belén que ha de nacer en un oscuro lugar, pero un gobernante cuyos inicios son desde la eternidad. (Miqueas 5:2). Un Sacerdote, pero por siempre; un Rey cuyo reino no tendrá fin. La simiente de David según la carne, pero el Hijo de Dios según el Espíritu de santidad (Romanos 1:3-4)” (Traducido de Institutes of Elenctic Theology, Vol. 2, p. 303-304).

Charles Spurgeon escribe, “Él no es humanidad deificada: Él no es divinidad humanizada. Me he dado la libertad en la expresión; pero no hay, de hecho, confusión de la substancia. Él es Dios. Él es hombre. Él es lo que Dios es, y todo lo que el hombre es tal como Dios lo creó. Él es tan verdaderamente Dios como si Él no fuera hombre, y aún tan completa y perfectamente hombre como si Él no fuera Dios. ¡Piensa en esta maravillosa combinación! Un hombre perfecto sin mancha o marca de pecado original, y además ¡la gloriosa divinidad combinada con ésta! (El Pulpito del Tabernáculo Metropolitano, Vol. 30, pág. 28).

Charles Hodge escribe, “Los acontecimientos que la Biblia enseña con respecto a la persona de Cristo son, primero, que Él fue verdaderamente hombre, es decir, Él tuvo una perfecta o completa naturaleza humana. Por lo tanto, todo lo que pueda ser dicho del hombre (esto es, como hombre, y no como hombre caído) puede ser dicho de Cristo. Segundo, Él fue verdaderamente Dios, o tuvo una perfecta naturaleza divina. Por lo tanto, todo lo que pueda ser dicho de Dios puede ser dicho de Cristo. Tercero, Él fue una persona. La misma persona, ser, o Ego, quien dijo, “Tengo sed”, quien dijo, “Antes de que Abraham fuese, Yo soy”. Esta es la doctrina completa de la encarnación como está en las Escrituras y en la fe de la iglesia. (Traducido de  Systematic Theology, Vol. 2, pág. 380)… “Nada puede ser más claro que lo que las Escrituras enseñan que Cristo es verdaderamente Dios, que Él es verdaderamente hombre, y que Él es una persona. Ellas afirman de Él, todo lo que pueda ser dicho por Dios, y todo lo que pueda ser dicho de un hombre sin pecado. Ellas no se adentran en explicaciones. Ellas lo asumen como una acontecimiento certero de que Cristo es Dios y hombre en una persona, así como ellas asumen que un hombre es una alma y cuerpo en una persona” (traducido de Systematic Theology, Vol. 2, pág. 386).

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