«Este maravilloso niño será llamado Padre Eterno, o el Padre de Eternidad. De nuevo aquí la razón humana estará lista para gritar, ya hemos tenido suficiente, y más que suficiente de lo absurdo y contradictorio. ¿Cómo puede un niño recién nacido, ser un Padre, o Padre Eterno, el Padre de Eternidad? Mis amigos, si no se pueden responder a esta pregunta, sospecho que hubiesen sido igualmente avergonzados con la pregunta que nuestro Salvador propuso a los fariseos: ¿Cómo puede el hijo de David, ser el Señor de David? Esta pregunta no pudieron responderla; ni se puede responder a ella, el día de hoy, de una manera satisfactoria, quienes no creen que Jesucristo fue la unión Dios y hombre. Pero los que creen esto, puede responder con seguridad. Ellos pueden responder, como Dios, Cristo era el Señor de David. Como hombre, Él era el hijo de David. En otro lugar, Cristo dice: Yo soy la raíz y el linaje o la rama de David; la raíz de donde surgió David, y la rama que surgió de David. Así que en nuestro texto, Como hombre, Él era un niño nacido; como Dios, Él era el Padre de Eternidad .»
(Obras, Vol.3, p. 66-67)
Traducido por Lidia Vasquez