Qué contradicciones se encuentran,

En el empleo del ministro.

Lo dulce y lo amargo se mezclan,

Un lamento lleno de gozo en Cristo.

No hay otro puesto que brinde tal lugar

De honor y desgracia por igual.

 

¿Quién puede describir el dolor

El cual sienten los fieles predicadores;

Llamados a hablar en vano del amor

A duros y tercos corazones?

Oh ¿quién de las delicias sentidas puede hablar

Cuando estos corazones se comienzan a ablandar?

 

El amor hasta la muerte del Salvador,

El asombroso valor del alma,

Mueve en ellos el más grande fervor

Y lleva sus pasiones hacia el alba.

Ellos oran y luchan sin descanso reparador

Hasta que Cristo sea formado en el pecador

 

Si asoma alguna esperanza aparente,

Aún con esto no estarían contentos

Pero con un celo reverente

Ellos oran y velan por estos eventos

A menudo encuentran sus esperanzas desvanecidas

Luego en lo interno, sus almas se ven entristecidas.

 

Pero cuando sus sufrimientos son exitosos

Y de pronto de la hoja tierna

Los frutos proceden gloriosos

Sus fatigas se vuelven recompensa eterna.

Ningún gozo en la mies iguala al de ellos

Encontrar el fruto de todos sus desvelos.

 

En lo que ahora ha sido sembrado

Tu bendición, oh Señor concede.

El poder es solo Tuyo e ilimitado

De hacerlo brotar y que prospere

¡Tú, la bendita semilla haces crecer

Y solo a ti nuestra alabanza debe ser!

3 Comentarios

Peiscila Ju

Que hermoso su misión de Dios !!!


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Brenda selene Barron alvarez

gracias por compartir


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Edgar Barajas

Una buena descripción del ministerio del predicador. Pero ¡Gloria a Dios por ellos y por el mensaje de la Palabra de Dios! porque son necesarios ambos para la conversión del hombre, la palabra hablada y el poder del Espíritu Santo.


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